viernes, 27 de diciembre de 2013

El nacimiento de Andrés

        Artículo completo en elpartoesnuestro.es


Por María López de Hierro

Le miro mientras sonríe ensimismado a segundos de dormirse, le miro y le doy las gracias.



Antes de comenzar, contaros que antes de dar a luz era ya madre de una hermosa niña que vino al mundo de la peor manera. Estuvimos marcadas por un parto traumático en una clínica privada, una inducción en la semana 38 por motivos totalmente injustificados en un entorno rodeado de prisas, gritos, juicios de valor e injurias contra mi persona por “no saber parir”, una historia clínica (la cual solicité) incompleta, inconexa y plagada de falsedades. Un parto que fue un sinsentido y que marcó los meses venideros con un Trastorno de Estrés Postraumático hasta que un buen día, preparando el nacimiento de Andrés en una de mis clases de Hipnonacimiento, conseguí finalmente pasar página, centrarme y luchar con todas mis fuerzas por lo que estaba por llegar. Aun así, tenía una fuerte aversión hacia el entorno hospitalario, de modo que consideramos un parto en casa. Lo descartamos por motivos económicos, como tantas madres. Finalmente y tras el “peregrinaje hospitalario” por el que pasamos muchas, dimos con el Hospital de Torrejón. Aunque como veréis más adelante, no dio tiempo de disfrutar de sus magníficas instalaciones, aunque sí de la calidez humana y la profesionalidad de todas y cada una de las personas que se cruzaron con nosotros en lo que duró nuestra estancia.
Salía de cuentas el 14 de mayo y estábamos impacientes. Llevaba experimentando contracciones dolorosas aunque bastante irregulares desde la semana 39 y cada noche pensaba que ese sería el día. Pero no. Andrés se tomó su tiempo. Ya pasada la fecha mi doctora se empezó a impacientar y sobre nosotros planeaba la sombra de la inducción. Nos resistimos educadamente con un no rotundo cuando me sugirieron provocar el parto en la semana 41+3.
La mañana del 22 de mayo estuvimos en monitores, con contracciones muy intensas según la gráfica, aunque aún irregulares. Cuello borrado al 50% desde hacía una semana. No había evolución, no estaba de parto. Nos mandaron a casa con cita para tres días después.
La caminata a La Tagliatella esa noche fue épica: quisimos ponernos las botas y así lo hicimos. Pasta y peli, un buen plan para una embarazada que ya apenas se puede levantar sola del sofá (ni girar en la cama, ni entrar sola en la ducha… ¡y qué decir de cortarse las uñas de los pies!).
Pasé la hora y media que duró la película más pendiente de encajar las contracciones de la pelota al sofá y vuelta que de otra cosa. Pero esa mañana me habían dicho que no estaba aún para parir, de modo que aquello tenía que ponerse más crudo, tenía que doler más, supuse. Y ser regulares… importante. Además ese día justo me venía fatal, estaba muy, muy cansada. Simplemente, no me apetecía salir corriendo. Las infusiones de hojas de frambueso y la comida picante no habían dado resultado. Ni las caminatas, ni subir y bajar escaleras como si no hubiera mañana. Pero la intuición me había fallado y en los créditos de esa película que no logré seguir le pedí a mi pareja que avisase a mi madre para que viniera a cuidar de la mayor, Martina, que sorprendentemente dormía ajena a todo. Teníamos que salir corriendo a Torrejón, las contracciones habían cambiado. Las dos últimas que tuve en casa me hicieron lanzarme al suelo y cuando llegó mi madre se le desencajó la cara de verme de esa guisa. Pobre. Y yo acordándome de esa mujer que días antes había dado a luz en la Cibeles.

No me veía capaz de aguantar el trayecto, juro que pensé que mi hijo vendría al mundo en el ascensor del garaje, pero no.
Subimos al coche y aquello no cesaba. Las contracciones dolían muchísimo, eran muy seguidas, casi como si fuese una sola. Hasta que comprendí que debía dejarme llevar y no luchar. Opté por sentirlas al máximo y automáticamente aterricé en el “planeta parto”. Pasé la segunda mitad del trayecto bailando al son de cada contracción, de cada ola, felizmente ajena a todo lo demás. Y llegamos al hospital. Bajar del coche fue una heroicidad. Tuve que apresurarme dejando a mi pareja atrás porque en esos momentos la meta era no dar a luz delante del mostrador. En silla de ruedas me subieron a la sala de exploración, que no estaba precisamente cerca. Me recuerdo retorciéndome y el celador pidiéndome que hablara. Como si en esos momentos me apeteciese dar el parte del día. Fue llegar a la sala y saltar literalmente de la silla para hacerme un ovillo en el último rincón que alcancé a ver. Las matronas me ayudaron a desvestirme y bajaron las luces. Nada de tactos, nada de vías ni de toma de tensión. No había ni tiempo ni necesidad.
Calor. Necesitaba agua. Me ofrecieron una botella que me eché por encima. En ningún momento dije que quisiese agua para beber. Necesitaba refrescarme para poder continuar. Y la matrona y la Auxiliar, verdaderos ángeles (Gracias Pilar, gracias Elena) atónitas ante lo que estaban viendo desde su lugar, sin intervenir (o al menos sin que yo me diera cuenta). De pronto rompí aguas, fue exactamente como dicen: como si estallase un globo de agua en el interior. Alivio.
Yo seguía loca de endorfinas, ajena a todo lo que me rodeaba y segura. Más que eso, poderosa, a pesar del historial. Loba, sacerdotisa, primitiva, salvaje, diosa, mujer. De rodillas, agarrada a las patas de una silla comencé a notar como mi niño descendía por el canal del parto. Ningún dolor. Y entonces mi pareja se sentó y me prestó sus brazos para seguir con la tarea. Fue muy sencillo: soplé al ritmo al que mi hijo se abría paso, despacio, en armonía. El tándem perfecto. La naturaleza nos dirigía y nosotros nos dejábamos hacer, tranquilos. No grité ni gemí, o eso me contaron.
La matrona me susurró que iban a comprobar cómo iba la cosa, pero les dije que ya estaba a punto de salir. Recuerdo exclamar emocionada “¡Ya está aquí!” Y segundos después, asomó su cabecita. Retomé fuerzas con una inspiración y al poco salió el resto del cuerpo, resbaladizo y templado, rezumando vida. Mi hijo.
Acurrucados los dos en penumbra, envueltos en sendas toallas, no daba crédito a la maravilla que acababa de experimentar. Andrés estuvo en mis brazos desde el primer momento. No lloró, no lo necesitaba. Nos trasladaron entonces a la sala de dilatación y parto, donde mi pareja le cortó el cordón una vez dejó de latir y donde en teoría, tendría que haberse desarrollado todo. También me cosieron un desgarro en grado II sin importancia que cicatrizó rapidísimo a los pocos días y sin dolor. Andrés quiso nacer con un brazo por delante, el muy valiente.
En esos 15 minutos que duró el nacimiento de mi hijo estuvieron presentes todas las mujeres de éste mundo a lo largo de la historia, desde la primera a la última. Comprendí la esencia y disfruté ese regalo que la naturaleza nos ha dado. 15 minutos llenos de sentido y de una intensa y sanadora luz que ahora, seis meses después, sigue brillando.
Y ahora, le miro mientras sonríe ensimismado a segundos de dormirse. Le miro y le doy las gracias.

martes, 17 de diciembre de 2013

Un lugar para madres

                                                 www.unlugarparamadres.blogspot.com


Si quieres más información, o ver los horarios en Barcelona y Girona,  pincha aqui



Y próximamente Novedades....

Bethany Webster : Taller "Sanar la herida de la madre". Coincidiendo con su gira por España, Bethany hará parada en Valladolid el 2 de Marzo de 2014. Proximamente enviaremos más información.

Y también...

Grupo de prácticas de Comunicación no violenta en Valladolid- para aquellas personas que hayan tenido algún contacto con la CNV. Más información aqui

Date un respiro edición invierno: 3 tardes en el primer trimestre de 2014

También hay la posibilidad de organizar talleres "a la carta" de embarazo consciente, posparto, maternidad, comunicación, gestión del estrés.
Y como siempre seguimos atendiendo consultas de psicoterapia individual




Nuevo taller embarazo y parto consciente


Para parejas que esperan su primer hijo y sucesivos


Un espacio cálido, cuidado y especial para crear un buen equipo madre-padre-bebé, conocer recursos que te pueden ayudar en el parto y el posparto, para descubrir qué es lo que realmente necesitas saber para dar a luz

A través del laberinto, las prácticas multisensoriales, el viaje de la heroina, lo artístico, los espacios de pareja, la música, las explicaciones vivenciales...

Una preparación diferente, nutritiva e inspiradora...
Dos sábados28 de Diciembre y 4 de Enero en Red de Mar (Valladolid)


Si quieres más información, pincha aquí

Taller y charla con Marga Iñiguez



Si el año pasado te perdiste el taller de Marga Iñiguez, Formadora internacional en Creatividad, asesora pedagógica de RTVE durante 13 años creadora de Espinete, (La Bola de Cristal, La Cometa Blanca, Barrio Sésamo, etc), este año vuelve de nuevo a Red de Mar.

Taller vivencial el fin de semana 25 y 26 de Enero de 2014

 
Visita su web para saber algo más sobre Marga Iñiguez AQUI

jueves, 12 de diciembre de 2013

¡Ha nacido un gorila!

                                Artículo sacado de la web http://elpartoesnuestro.es




En estos días ha nacido un nuevo gorila en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria).
Me ha sorprendido una entrevista al jefe de veterinarios del parque (“Esto me suena”, en la 4ª hora. El podcast para escuchar la entrevista completa, que comienza en el minuto 25 y dura unos 8 minutos, aquí. A la pregunta de si ha nacido un macho o una hembra, la respuesta ha sido "no lo sabemos, la madre le tiene mucho cariño, le tiene abrazado contra su pecho y entonces no hay manera de ver qué sexo es".
Al parecer, no tratan de separar a la cría de la madre así que no saben el sexo, ni el peso de la criatura, ni le han hecho ningún control ni vacunación. Sólo les están observando, viendo lo bien que se agarra el bebé a la madre, viendo que ella lo coge y lo trata bien, constatando que mama más o menos cada dos horas... Ya verán si es macho o hembra cuando dé la vuelta al bebé y lo muestre.

El locutor ha dado por hecho que cualquiera le quita a un gorila su bebé, que se pondría hecha una furia. Pero el veterinario ha replicado que no sólo es eso, que si tuvieran que intervenir, sedarían a la madre para acceder al bebé, pero que es tan grande el impacto que generarían tanto en el bebé como en la madre y en el resto de la manada, que ni se les ocurre separarles. Pero es que la madre, en las primeras 24 horas no ha soltado al bebé en ningún momento “y eso es lo mejor que puede pasar, significa que tanto la madre como la cría están muy bien”. Ante la pregunta del locutor de “cuánto tiempo tiene que pasar para poder acercarse al bebé y ver que todo va bien”, el veterinario contesta que “ellos esperan que eso no pase nunca, que todo vaya bien y no tengan que intervenir”. Les hacen una revisión más adelante, pero “la cría sufre mucho cuando es separada de su madre”.
¿Y el parto? El parto ha sido rapidísimo, apenas se han dado cuenta. La gorila ha elegido dónde parir, que ha sido en la zona exterior y a la vista de los visitantes, y ha sido rápido "cuando el parto es así de rápido es que ha sido fácil para ella".
Es el segundo hijo de esta gorila. El primero lo tuvo muy joven y murió en un desgraciado accidente a los pocos días de nacer porque su madre cayó sobre el bebé en uno de sus movimientos. Ahora, comenta el director, esperan que sea diferente. Hace unos meses también nació otro gorila en el recinto y la madre ha podido ver cómo se cuida un bebé, cómo lo lleva otra madre, cómo mama… ha resaltado la importancia de la tribu, de cómo aprenden los gorilas los comportamientos mediante la observación de otros ejemplares.
En otro medio de comunicación leemos que cuando tuvo su primer hijo, esta madre gorila apenas tenía 6 años, muy joven, de hecho había estado mamando hasta los 4 años así que apenas había dejado el pecho y se había quedado embarazada. Ahora la nueva mamá es algo más mayor y ha podido aprender cómo cuidar a su bebé.
Se sacan tantas conclusiones de este nacimiento…
Me pregunto por qué no se da a la especie humana este trato exquisito otorgado a un gorila nacido en cautividad. Por qué no se nos observa, simplemente, por si algo va mal durante el parto, durante los primeros días del nacimiento de nuestros bebés, por qué no tenemos esa cultura de tribu para observar cómo se hacen las cosas y aprender, para defendernos unos a otros. Se ha conseguido que muchos hospitales no separen al bebé de la madre durante las primeras horas, pero hay muchísimos otros hospitales donde el nacimiento no es así, donde el bebé es llevado a pesar, a medir, a limpiar, a un nido, a mil cosas, mientras la madre, que no es una mamá gorila, espera que se lo devuelvan y a veces lo ve como lo más normal. La madre no es una enorme mamá gorila a la que da miedo quitar a su bebé, que se va a poner a chillar y a perseguir al que ose coger al bebé para pesarlo o simplemente para ver qué sexo tiene; la madre no  tiene a su alrededor una tribu de gorilas que chillarán y atacarán al veterinario que se atreva a acercarse a ese bebé. No sé en qué momento hemos perdido ese instinto de fiera que seguro que teníamos hace muchos milenios, pero no nos vendría mal en algún momento. El problema es que quien nos separa del bebé no es alguien de otra especie, es de la nuestra y lleva bata blanca/azul/verde, lo que no nos hace ni siquiera plantearnos ninguno de sus movimientos. Ojo, no digo que el de la bata blanca/azul/verde no crea que hace lo mejor para el bebé, no lo trate de la mejor manera que sabe, con dulzura mientras lo pesa o lo lava, y lo devuelva lo antes posible a la madre. Lo que digo es que tenemos tan asimilado que es eso lo que hay que hacer que se nos ha olvidado cómo debíamos ser en origen, y que lo suyo sería que el protocolo de atención al recién nacido dijera que el profesional sanitario simplemente interviniera si viera que algo va mal.
Y si no, no. Ya habrá tiempo para pesar y lavar al bebé. Como con mamá gorila.

sábado, 30 de noviembre de 2013

El frio...


"El frío nos trae la oportunidad de reconocernos en el abrazo, en la nutrición amorosa, en el calor del fuego, del beso, del otro. El Amor, siempre calienta" 

Tuty García Morodo

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Las semillas y las llaves


Las semillas y las llaves

Encerramos nuestra sabiduría en los huesos
Y tragamos las llaves
Se hundieron en los ríos de sangre
Y nos olvidamos de los mapas
Porque tuvimos que olvidarnos de los misterios
Para custodiarlos.
 
Trenzamos nuestro cabello en las escobas
Y tapamos nuestros caminos
Quemamos la tierra con nuestra rabia
No enseñamos a nuestras hijas
Pensamos que era la única manera de protegerlas.
 
Pero plantamos en ellas semillas,
Semillas y llaves
Y les explicamos cuentos y adivinanzas y canciones
Sin raíces, solo hilos enredados
Que tardarían años en deshacerse
Justo el tiempo suficiente
Hasta que vuelvan a caer las lluvias
y se apaguen los fuegos
y se rompan las presas
y se desborden los ríos
y se vuelvan a encontrar los caminos
Hasta que respire de nuevo la tierra.
 
Mientras los huesos viejos se deshacen
Enterrados profundamente debajo de los escombros
Nos damos cuenta que siempre hemos tenido las llaves
Nuestras historias y nuestros mapas
Nuestros caminos se revelan a algunas
Y las semillas crecen de nuevo
Los hilos se desenredan
Y se vuelven a tejer.
 
Poema: Amara Bronwyn Hollow Bones
Traducción: Sophia Style con Lola Molina

sábado, 23 de noviembre de 2013

"El nacimiento de mi hija" Ana Alvarez



“Con este autorretrato documental (sin photoshop ni técnicas de manipulación de la imagen) en parto quiero desafiar las maternidades “de película” que el cine, la publicidad y la historia del arte enseñan reforzando el estereotipo surgido de las fantasías heterosexuales masculinas que responde a la dualidad madre/puta.
En mi experiencia para parir me abro, me transformo, no soy objeto y sangro, grito y sonrío. Estoy de pie con la placenta aún dentro mío, unida a mi bebé por el cordón umbilical, decido cuándo hacer la foto y mostrarme. Soy protagonista. Soy héroe.
Al parir quito el “velo” cultural. Mi maternidad no es virginal ni ascéptica. Soy el arquetipo de la mujer-primal, la mujer-bestia que no tiene nada prohibido.
Me alejo de Eva (y el castigo divino de “parirás con el dolor de tu cuerpo”) para ver a través de los ojos de Lucy.”




jueves, 21 de noviembre de 2013

Las mujeres en Arabia Saudí


"Las mujeres de ciertas regiones de Arabia Saudita, conocedoras de la sexualidad del parto, forman corro alrededor de la parturienta bailando la danza del vientre, hipnotizándola con sus movimientos rítmicos ondulantes para que también ella se mueva a favor del cuerpo en lugar de moverse
contra él".


- Casilda Rodrigáñez

miércoles, 20 de noviembre de 2013

20 de Noviembre: Día internacional de la infancia







En 1956, la Asamblea General de Naciones Unidas recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal de la Infancia, que se consagraría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños y las niñas del mundo entero y se destinaría a actividades propias para promover el bienestar de los niños y niñas del mundo.

El 20 de noviembre se conmemora la fecha en que la Asamblea General aprobó la Declaración sobre los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989. Por ello, el 20 de noviembre ha pasado a ser el Día Universal de los Niños y las Niñas.

La Convención sobre los Derechos del Niño y de la Niña

Ya han transcurrido más de diez años desde que se aprobó dicha Convención y todos los países del mundo (salvo Estados Unidos y Somalia) la han ratificado, convirtiéndose así en el instrumento de Derechos Humanos más ampliamente refrendado en la historia de la humanidad.
A pesar de este hecho, sabemos que desgraciadamente se siguen violando diariamente los derechos de millones de niños y niñas en todos los países del mundo y, por lo tanto, todas las instituciones públicas y privadas, por un lado, y la sociedad civil, por otro, deben responder a este reto y seguir luchado para que la Convención se convierta en una realidad en beneficio de los niños y niñas del mundo. Para esta movilización de toda la sociedad, tanto nacional como internacional, sigue siendo una prioridad el artículo 42 de dicha Convención, el cual compromete a los Estados Partes ’a dar a conocer ampliamente los principios y disposiciones de la Convención por medios eficaces y apropiados, tanto a los adultos como a los niños’.

El Preámbulo de la Convención sobre los Derechos de la Infancia:

* recuerda los principios fundamentales de las Naciones Unidas y las disposiciones precisas de algunos tratados y declaraciones relativos a los Derechos Humanos;
* reafirma la necesidad de proporcionar a los niños cuidado y asistencia especiales en razón de su vulnerabilidad;
* subraya de manera especial:
1. la responsabilidad primordial de la familia por lo que respecta a la protección y a la asistencia;
2. la necesidad de una protección jurídica y no jurídica de los niños;
3. la importancia del respeto de los valores culturales de la comunidad del niño o la niña;
4. el papel crucial de la cooperación internacional para que los derechos de los niños se hagan realidad.

http://www.enredate.org


La Convención adaptada para los más jóvenes
Documento elaborado por Unicef

De mujer a mujer

"Las mujeres tenemos que contarnos muchas cosas.
De mujer a mujer,
de mujer a niña,
de madre a hija,
de vientre a vientre " 

                                               - Casilda Rodrigáñez - 

viernes, 15 de noviembre de 2013

Estoy deseando



Estoy deseando explotar

como vaina de malinche

para darle mis semillas al viento.

 
Perderme por los montes

embriagándome

de aire

de flores

borracha de primavera

de amor

de deseos

haciendo nacer árboles,

vida,

desperdigándome por el mundo

en gritos de gozo,

en crujidos de ramas,

ser una con la tierra

en un árbol espeso.
 
Gioconda Belli . 

martes, 12 de noviembre de 2013

Piden que se proteja a las mujeres que dan de mamar en pùblico

El presidente de la Asociación Nacional Arca Ibérica, Juan Luis de Javier i Marí, una agrupación de ciudadanos preocupados por el medio ambiente, ha enviado una petición al Congreso de los Diputados en la que le reclama que proteja y vele por las mujeres que intentan amamantar a sus hijos en lugares públicos y que en algunos casos han sufrido discriminación por ello.

Así consta en el último informe aprobado por la Comisión de Peticiones de la Cámara Baja, en el que se recogen numerosas peticiones de los ciudadanos a los diputados para que se preocupen o denuncien determinados temas. Este órgano ha decidido trasladar la propuesta de la Asociación Nacional Arca Ibérica a la presidenta de la Comisión y a los portavoces de la Comisión de Igualdad de la Cámara Baja, al entender que se trata de un derecho de las mujeres y por el que en muchas ocasiones se ven discriminadas.
Juan Luis de Javier i Marí ha apuntado al caso de una madre de Erandio (Bizkaia), a la que este verano echaron de la piscina pública del pueblo al intentar dar de mamar a su bebé, o el caso de otra señora en Sevilla, cuyo bebé no paraba de llorar y entendió que en aquel momento era inevitable darle el pecho y procedió a amamantarle en una tienda de ropa. "El encargado le invitó a que saliera de la tienda porque no le parecía un acto decoroso", lamenta el presidente de la Asociación Nacional Arca Ibérica.
Según explica, el hecho de dar de amamantar a un bebé es un acto impredecible que responde a una necesidad de primer orden y algo natural que no tendría por qué ser rechazo en las zonas públicas, al no tratarse de algo "desagradable", sino algo natural y propio del ser humano "para nada indecoroso". Esta asociación, con sede en Alcoceber (Valencia), trabaja desde 2002 por la protección del medio ambiente y "ecológica de elementos que merecen su protección". "Dar el pecho está relacionado con el medio ambiente, es algo natural del ser humano y la vida", sostiene, De Javier i Marí.


jueves, 7 de noviembre de 2013

Sophia Style en Valladolid

Charla gratuita. "Mujer cíclica" a cargo de Sophia Style.

14 de noviembre de 2013. De 19:00 a 20:30 horas. 

Lugar:  Espacio Lilaluna. Valladolid.



Además Sophia ofrece la posibilidad de asistir a un taller. Una gran oportunidad, sin duda.



lunes, 4 de noviembre de 2013

Las madres no somos como dicen por ahí


                                                                Imagen Lora Denton

Las madres, las recién paridas no estamos deseosas de ponernos a dieta, ni de recuperar no sé qué dichosa figura, las madres (muchas) echamos de menos nuestra pancita y nos vamos adaptando poco a poco a los cambios… Queremos re-conocernos y re-descubrirnos en nuestros nuevos cuerpos y sabemos que dicho cuerpo es sabio y que todo volverá a su lugar, que no tiene porqué ser el mismo.

Las futuras madres, antes de parir, no estamos esperando que nos abran el vientre y nos hagan una cesárea programada (inne-cesárea) para no enterarnos del parto. La gran mayoría de las madres (le pese a quien le pese)queremos parir.

Las madres recién paridas no necesitamos soltarle el bebé al primero que pase para irnos de copas, de cena con la pareja o de tiendas con las amigas. Para muchas de nosotras la vida social pasa a un segundo plano, especialmente si nuestro bebé o niño no es bienvenido en el lugar donde vamos. Nosotras nos estamos enamorando de un amor que durará toda la vida, es normal que le dediquemos mucho tiempo. Así que cuando llega la noche (y buena parte del día) estamos deseosas de DORMIR.

Las madres recién paridas no estamos contando los días para volver al trabajo con vistas de que éste nos libre de “esa supuesta carga” que es criar. Las madres estamos deseando bajas maternales más largas y remuneradas para no separarnos ni un segundo de nuestro bebé y la mayoría volvemos al trabajo llorando, ya es hora que se sepa.

Las madres puérperas no andamos buscando un fin de semana romántico con el padre de la criatura todavía, y puede ser que no lo necesitemos en muchísimo tiempo… tampoco ansiamos estar 24 horas en un Spa, queremos darnos un agradable baño en casa, sabiendo que si nos reclaman estaremos disponibles, queremos seguir tranquilas nuestros propios tiempos.

Las madres recién paridas no necesitamos horarios para dar el pecho, ni queremos separarnos de nuestros bebés para dormir, la mayoría experimentamos ansiedad cuando la criatura está en otros brazos por muy conocidos que sean… las madres necesitamos brazos y manos ajenas  que cocinen para nosotras, que frieguen, que laven, que limpien... y se encarguen de la ropa… por lo general preferimos no delegar (al menos fue mi caso) en nadie el cuidado directo del bebé, ni de día ni de noche.

Las madres no queremos una batería de artefactos que nos sustituyan antes de empezar: chupetes, biberones, calentadores, esterilizadores, mantitas, muñecos, telecomunicadores, potitos, etc. Queremos ser libres de utilizarlos solo si así lo decidimos y no que nos los metan en la maletita del gine o nos los regalen en el centro de salud.

Las madres queremos asesoras de lactancia cercanas, doulas que nos acompañen en el puerperio y vengan a casa, un personal médico más preparado en lactancia materna y con capacidad de desplazarse al hogar si hiciera falta, lo que salvaría muchas de nuestras lactancias que se quedan por el camino… queremos ser prioritarias para la sanidad pública y la privada, queremos que la lactancia materna sea una asignatura de importancia en la Universidad de Medicina y en los cursos de formación continuada de los sanitarios. Estamos hablando de salud comunitaria, de mucho dinero y de salvar vidas, poca broma.

Las madres no queremos ser superwomans, ni estar "monísimas" para nuestros bebés… las madres ya sabemos que somos para ellos lo mejor del mundo… Nosotras queremos poder vivir el puerperio con dignidad, sin que se nos obligue a saltárnoslo o a pasar por él de puntillas, acompañadas por buenos profesionales cuando sea necesario. Queremos disfrutar de pasar tardes en pijama, con los calcetines desparejados, despeinadas, concentradas en el placer de cuidar y amamantar(Eso sí que alguien nos traiga mucha agua, chocolate o algo para picar cuando se lo pidamos, que la lactancia a demanda da mucha sed y hambre).

Las madres recién paridas no estamos deseosas de pasarnos horas en el gimnasio poniéndonos a tono, ni de tomar suplementos dietéticos o usar cremas adelgazantes, nada más lejos de la realidad… las madres buscamos un grupo cercano de postparto/lactancia donde hablar y ser sostenidas o un lugar para practicar hipopresivas donde podamos acudir tranquilamente con nuestros bebés para recuperar nuestro suelo pélvico.

Las madres recién paridas no estamos como locas intentando recuperar nuestra vida sexual conyugal (ni hace tanta falta que en los cursos “oficiales” de pre y post parto se nos insista en que posturas coitales son las mejores para evitar en dolor de la episiotomía) Las madres tenemos nuestra sexualidad focalizada en nuestra criatura como cualquier hembra de una especie mamífera. Parir y amamantar son parte muy importante de nuestra sexualidad, aunque no se nos explique.

Las madres no soportamos el llanto de nuestros bebés, necesitamos abrazarlos, calmarlos, amamantarlos, llevarlos encima... Las madres estamos hartas de que se nos mienta y se nos recomiende dejarlos llorar. No hay ni una sola que lo lleve bien pues es contra natura.

Yo sé que hay tantas madres como mujeres, por lo tanto habrá algunas madres que no se identifiquen con este texto, pero también observo que cada vez se respeta menos la maternidad a nivel social, sobre todo el periodo del puerperio. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

La leche, la teta, la chichi y la despedida

Artículo íntegro en http://co-madres.blogspot.com.es




Mi hija y yo elegimos una lactancia prolongada, he de ser sincera al principio no tenía la menor idea de cuánto tiempo queríamos lactar, sólo me dejaba llevar por los comentarios y los consejos que al final resultaron muchísimos y no me decían nada de lo que deseábamos mi hija y yo.

Nuestra lactancia comenzó casi inmediatamente que nació María, ella se pescaba de mi pezón  y yo no sabía muy bien que hacer con eso, ponía mi dedo índice en el pecho, lo tomaba, lo soltaba, y así transcurrieron los primero días de nacida de mi pequeña bebé, a partir del cuarto día aproximadamente comenzaron a salirme grietas, me dolían muchísimo, seguía sin saber que hacer con esto que me pasaba, de mi cuerpo salía el alimento para mi bebé, en cada succión  me revolvía de dolor, cuando pedía de comer yo decía "no por favor otra vez", de este contacto se tejían nuestros primeros vínculos nutricios, de muy dentro de mí nacía algo que yo no conocía, que daba sus primeros alientos de vida, mi maternidad, mi ser mujer nutricio en todo su esplendor, y ahí dentro algo seguía doliendo, todavía me pregunto ¿cuántos días tarda una mujer en parirse madre?

Las grietas no paraban de salir y doler, entonces mi madre llegó con el consejo de una pomada que te untas en los pezones, que no me tenía que lavar para dar el pecho y que me ayudaría a sanar las heridas de mis pezones, los humectaría y me proporcionaría una ayuda en esta lactancia intuitiva.

Cabe destacar que yo fui una bebé que lacto muy poco, que casi no lacto, mi madre tendrá sus razones y ahora las respeto desde el interior, ella sólo dice que su leche me amargaba, sin embargo en el momento de buscar opciones para que mis pechos alimentaran a su nieta, fue una abuela que me ayudo mucho con este gran consejo de la pomada curativa. En cuanto comencé a usar la pomada, los dolores comenzaron  a cesar y los pezones a sanar, la seguí usando hasta los dos o tres meses de nacida de María. Para entonces mi dieta había cambiado muchísimo y mi consciencia para como me alimentaba, pues sabía bien que lo que comía repercutía en mi lactancia, deje de comer carnes rojas pues a mi niña la estreñían, no tomaba café, ni refresco, ni consumía irritantes, ahora mi comida era comida para un ser pequeñito también y eso me maravillaba cada instante, cada tetada, cada succión.
Esta consciencia no llegó por si sola, en el primer mes de María asistí por primera vez a las primeras reuniones de COmadres que mi partera Laura Cao convocaba, conocí a varias de las hermosas mujeres que hoy son parte de nuestras vidas, nuestro amor y son mi tribu incondicional, ellas no me decían que hacer, sólo el verlas, escucharlas y estar en contacto con su maternidad, despertó en mi el deseo primario de una maternidad consciente, informada, responsable y capaz de escuchar lo más sutil de mi maternidad, juntas no acompañamos en nuestra maternidad, la propia y la colectiva.
Así llegaron seis meses de lactancia, y entonces me vino la pregunta es hora de quitar el pecho, algo dentro de mi no quiso y prolongue en mi cabeza tres meses más, llegaron los nueve meses y de nuevo me pregunté que deseaba y cómo me sentía para quitar el pecho, y supe que no era nuestro momento, que lo estaba disfrutando mucho y que a partir de ahora no me volvería a poner una fecha límite, que el momento de destetar iba a llegar solo y que lo iba a saber con la misma certeza que en ese momento sabía que no quería dejar de lactar con María.

Mi sabio y amoroso compañero, nunca cuestionó mis decisiones, nunca se impuso en tiempos y espacios para que nosotras siguiéramos lactando, desde el embarazo decidió confiar en que lo que decidiera sería lo mejor para nuestro retoño de vida, sólo se limitaba a apoyar lo que elegía y escuchar en momentos de crisis. Y confirmaba su apoyo siempre que era consciente de la feliz hija que criamos juntos.

Y llegamos al año cuatro meses de María, paseando en el parque comencé con una fuerte fiebre, y mareos, no sabía que estaba pasando pues aparte de estos síntomas yo me sentía muy bien, mi cuerpo no presentaba ningún otro síntoma de enfermedad, sin embargo cuando llegamos a casa y me desnude para ponerme la pijama, vi un círculo rojo en mi pecho derecho, cuando lo toque me dolió, y estaba ligeramente más duro que el resto del pecho, llame a mi partera, le platique lo que pasaba y cómo me sentía, me dijo que lo más seguro es que tuviera un mastitis, que era mejor que hablara con la homeópata y partera con quien trabaja en conjunto, al hablarle a está, me confirmó el diagnostico, tenía una mastitis, me mando medicina homeopática, pero toda esa noche el dolor y la fiebre no cesaron, Laura me recomendó también utilizar sábila cortada por la mitad y asada en un comal, también use este sabio consejo, pues estaba decidida a no utilizar antibióticos que entorpecieran nuestra lactancia, al otro día hablé con mi homeópata le comenté como iba mi proceso y me dijo, la mejor medicina es que María lacte mucho de ese pecho, y efectivamente, entre la homeopatía, la sábila y sobre todo las succiones de María, mi mastitis comenzó a curarse, el mejor antídoto para mi nuevo dolor de lactar era mi propia hija, que me conectó con un dolor que no había sido capaz de reconocer ni articular, me dolía mi ser bebé, me dolía no haber mamado de mi madre, me dolía mi pecho que daba sin haber recibido ese líquido de su mamá, y así tuve la oportunidad de sanar ese primer vínculo con mi propia madre, y pude hacer consciente que al dar, me estaba dando, al lactar a mi hija, también me lactaba a mi misma, ahora con la capacidad de nutrirme , y respetar sin enojos ocultos las razones por las que mi madre no pudo darme el pecho.

Después de esta crisis de dolor físico y emocional, nuestra lactancia continuó sin dolores, mi hija seguía creciendo y nutriéndose, aún cuando comía alimentos sólidos yo seguía dándole el pecho a libre demanda, sin prisas, María comenzó a comer de manera más fuerte hasta los dos años, entonces la leche materna  seguía siendo parte fundamental  de su alimentación. Pasaron los días, los meses, y mi bebé grande ya tenía cerca de dos años y medio cuando su demanda de leche por el día era a cada rato y sólo se pegaba y se despegaba inmediantamente del pecho, tal vez esto ocurría antes pero no lo había notado, pues no me molestaba, hasta ese momento, algo dentro de mí deseaba un poco de mi cuerpo de vuelta, me enojaba dar la teta cada cinco minutos, y entonces supe que era el momento de destetar, que no quería darle una teta enojada a mi pequeñita, así comenzamos con el destete.

Primero seccione las tetadas a partir de mi deseo y el de mi hija, nadie me marco los tiempos, esos los sabía yo, pues era mi cuerpo y mi crianza quienes decidirían, las primeras semanas quedaron tres tetadas al día y libre demanda por la noche, hasta desaparecer las tetadas de día y sólo dejar la de la hora de dormir y las que mi hija deseara durante la noche.

Estas primeras semanas de destete diurno fueron muy intensas, María lloraba mucho, se enojaba, me decía que por qué ya no le quería dar su tetita, yo aveces paciente, aveces enojada, aveces gritona, llorona, no sabía muy bien que sentir y que hacer pero tenía claro que  desertar no era la mejor opción para mí, pues había algo de ese continuó lactar por el día que me molestaba mucho. También pude aclarar dento de mi, cuantas veces utilicé la lactancia para callar el llanto de mi hija, y no un llanto de hambre ni de apego, su llanto para manifestar sus emociones, ese llanto que no desea ser callado si no escuchado y acompañado y que en su momento no me sentía lo suficientemente fuerte para sostener y acompañar sin juicios entonces le metía la teta como un ¡ya calla por favor! y sí, de nuevo otra oportunidad de crecimiento que me presentaba la vida, manifestado en mi maternidad y mi lactancia.

Ahora que le había quitado el tapón disfrazado de teta, también saldría todo ese llanto acumulado que en su momento no pude y no supe sostener, me arme de paciencia y dije, si mi niña ahora puedo estar aquí para ti sin juicios, cada vez que le daban ataques de llanto a mi hija, la acompañaba, le acariciaba, le decía cuanto la amo y que aquí estaba para acompañar sus sentimientos aún cuando no terminaba de saber muy bien que pasaba, sólo estaba ahí para ella, mi capacidad de maternar, de fusionar con mi hija ya no sólo era la teta,  y entonces me quedaba mi compañía altruista y sin juicios. No me juzgue por aquel llanto que no pude sostener, supe que en ese momento no estaba preparada y que llegó en un momento en el que me sentía más fuerte y en paz para acompañar la historia que María quería contar con sus lágrimas.

Esos llantos fueron disminuyendo poco a poco hasta que nos quedamos sólo con la teta para dormir y la del despertar, así pasaron los meses y María cumplió tres años y tres meses recuerdo bien que fue en Enero de este año (2012) , fue entonces que decidí quitar la teta del despertar, para dormir mejor y aprovechar esas últimas horas de sueño, ya sólo nos quedaba la teta de dormir, que disfrutamos mucho, y entonces fue momento de hablar con María, le dije que iba a llegar el momento en el que ya no iba a tomar teta, que nos teníamos que ir preparando para cuando esto ocurriera, que el Invierno estaba en su última faceta y que pronto la Primavera llegaría para ofrecernos sus soles y colores, y me vino a la mente la imagen de Perséfone saliendo del inframundo para visitar a su madre Démeter en la Tierra, y pude sentir como esa hija y esa madre también podíamos ser María y yo, que ella vendría a visitarme ahora en esta nueva etapa en la que florecería con la primavera desde su propia energía, sin la teta, brotando de ese submundo de fluidos que nos habían acogido casi por tres años y medio.

Le dije a María que la Primavera llegaba el 21 de Marzo y que la recibiríamos esa noche con nuestra última teta, con nuestra despedida a esta hermosa etapa,  llena de crecimiento y nutrición para ambas, ella sólo me miraba mientras tomaba su teta de noche.

Al llegar esa noche previa a la Primavera, prendimos una velita roja que es de María, le dije que era la ultima vez que lactabamos, le conté nuestra historia de lactancia, le dije que ambas ahora renaceríamos desde las aguas maternas, para encontrarnos con una nueva etapa, con una nueva Tierra, con un nuevo vínculo que sólo ella y yo podíamos comenzar a tejer desde nuestro amor.

Y así comenzamos una nueva historia, la de vincularnos sin teta, sin ese espacio que ahora ocupan otros espacios, vincular sin teta ha sido todo un reto, pues mucho de lo que fuimos en esos primeros años de vida, estaba lleno de sustancia lactea, y sé que cada día no espera ese momento en el que aún sin teta, sin leche materna, ella y yo podemos ser una, podemos aprender a contactar con lo más sutil de nuestro amor.

Hoy y siempre doy gracias por esta oportunidad de dar, de darme, honro cada gota de leche que de mis senos brotó con dolores y placeres para nutrir en mucho sentidos a mi pequeña retoña de vida, y a mi propia mujer madre, pues tengo la certeza de que una madre no sólo lacta a sus hijos se lacta a sí misma. La leche materna, no sólo es alimento, es vínculo, es amor, es oportunidad de crecer y aprender como madres de nuestra propia historia como hijas, como mujeres, es nutrir nuestra capacidad dadora.

martes, 29 de octubre de 2013

La fragilidad de la vida, ser madres...

           El texto completo lo puedes leer en http://co-madres.blogspot.mx


Recuerdo el primer momento en el que fui consciente de que sostenía la vida en mis manos, la tocaba, la olía, la acariciaba, le hablaba, ese primer instante en el que la Tierra afirmaba en mi un nuevo nacimiento, entre lagrimas y risas, la Luna, la noche, el aire, las aguas, el mar mismo y toda la naturaleza celebraban conmigo el suspiro de una nueva vida.


Jamás me sentí mas vulnerable, mas protectora, más fuerte y a la vez mas suave, la naturaleza había confiado en mi para ser la madre de un ser único e irrepetible que me cambiaría la vida y la forma de vivirla.

La maternidad me invitó a tocar la sutilidad más fina , me trajo nuevos hábitos, inspiración para generar nuevos acuerdos y consciencia para vivir vínculos que antes tenía adormecidos. De pronto comencé a interesarme y preguntarme cosas que antes no venían a mi mente, el corazón como flor en primavera comenzó a abrirse para dar y recibir el amor mas puro.

Además de elegir una crianza consciente y congruente con el amor que deseo sostengan la existencia de mi hija, despertó en mi un instinto por cuidar, proteger y conservar el equilibrio de nuestro Planeta. Ser madres nos conecta con la maternidad universal, con esa consciencia de la Tierra que deseamos heredar a nuestros hijos, pues ahora somos parte de un todo llamado Madre.

lunes, 28 de octubre de 2013

El disparatado mundo de las mesas de parto

Por Angela Müller
Primero el potro "clásico" o la mesa de parto. Y ahora las camas-hiper-multifuncionales-articuladas prometiendo el "parto vertical"; parte del discurso actual tan políticamente correcto. Más de lo mismo, pero cada vez mejor camuflado y más caro. (¡Menudo negocio! Por el precio de una de estas camas se podría adecuar más de una sala de parto en condiciones). 
El fin siempre es el mismo: se trata de "controlar" a la mujer, tenerla (casi) inmovilizada… no vaya a ser que se le ocurra ponerse a andar y adoptar la postura que le pida el cuerpo para dilatar y parir mejor. Moverse para ayudar al bebé a bajar por el canal del parto. 
También se trata de "dominar la situación" (o más bien ¿dominar a la mujer?), para evitar que sea ella quien domine el espacio o tome el control sobre su propio cuerpo. Por muy moderna que sea la cama, la mujer suele estar en la postura más incómoda y humillante, que es a la vez la peor para parir. Alguna se llevó una sorpresa cuando de repente sacaron unos estribos "escondidos" debajo de una cama aparentemente "normal" y "moderna".
Todo esto también se traduce al lenguaje: hay profesionales que "hacen partos" en vez de "atender partos".
Me parece "curioso" que fueran hombres los que inventaron las distintas mesas de parto y también hombres las que las "desarrollaron" a lo largo de los años... También fue un hombre el que hizo un intento de elaborar un Análisis biomecánico de la mesa de parto. Es un artículo absurdo, ya que falta lo básico de un análisis: cuestionarse la existencia de estas mesas de parto. Tan sólo habla de "hacerlo más cómodo" para la parturienta cuando en realidad la mesa de parto se ha inventado para la comodidad del profesional y para facilitar que el parto intervenido se convierta en una triste rutina. 
Un mobiliario adecuado puede ayudar a alejarnos de la idea de la sala de partos como taller mecánico. Un taller en el que entran madres “estropeadas” a punto de ser "arregladas" al extraerles sus bebés.


viernes, 25 de octubre de 2013

De madre a madre

El texto original puedes leerlo en www.enminusculas.com




“eh, tú, si tú, la madre de x (y w, y z…), la equilibrista, te mereces un monumento!!!”

Tú, que te has levantado girada, porque las madres también nos levantamos del revés a veces, y has sonreído y dicho "buenos días" a tu hijo/a, con tu voz más dulce, te mereces un monumento.

Tú, que te has levantado girada y has sido incapaz de disimular, tú que has necesitado verbalizarlo y expresarlo en voz alta, te mereces un monumento.


Tú, que has aguantado la cuarentena de la varicela con un bebé/niño en casa y has participado en tantos juegos y has sobrevivido, cuando pensabas que no podrías más, te mereces un monumento.

Tú, que llevas 5 noches sin dormir más de 4 horas, por la “itis” de turno, y sabes que esta noche será la sexta, te mereces un monumento.

Tú, que has cogido parte de tus días de vacaciones para poder cuidar a tu hijo enfermo, porque este sistema patriarcal tan injusto no te da otra opción, te mereces un monumento.

Tú, que hoy (por lo que sea) necesitas un relevo urgente y sabes que el relevo no llega hasta las 5 de la tarde, y respiras y te reinventas, minuto a minuto, hasta las 5, te mereces un monumento.

Tú, que piensas “hoy no llego a la cena”, porque estás un poco enferma y cansadísima, y horas más tarde te ves tranquilamente cenando con tus hijxs y riéndote, te mereces un monumento.

Tú, que en un momento concreto has llamado a tu madre (que vive en otra ciudad) o a una amiga cercana para poder dormir y descansar, y no has necesitado excusas, te mereces un monumento.

Tú, mamá lactante, que pillas todos los virus de tu hijx (con lo que eso comporta) mientras le ayudas a inmunizarse, te mereces un monumento.

Tú, que das teta a temperaturas increíbles, de día y de noche, y tienes más trucos que el almendruco para no pasar calor ni frío, te mereces un monumento.

Tú, que a veces has gritado y te has largado a la calle con un portazo, tú que has dejado salir la rabia y no te ha gustado, a pesar de que era necesario… Tú que no te has reconocido, pero te has perdonado, te mereces un monumento.

Tú, que no tienes una pareja o tribu que te apoye en la crianza, y te sientes sola, pero continúas día a día, te mereces un monumento (y una tribu).

Tú, que tienes una pareja que te apoya en la crianza y estáis en fase de conflicto, por mucho que sepas que es parte de vuestro aprendizaje, te mereces un monumento.

Tú, que has mirado a tu infancia cara a cara, que has hecho el viaje en pleno puerperio para sanar tu historia y llegar libre a tus hijxs,  te mereces un monumento.

Tú, madre bloguera, compañera de viaje virtual y de horas sin dormir, la que (sin saber cómo) encuentra tiempo para cada post, la que come a veces delante del ordenador, la que escribe hasta soñando, te mereces un monumento.

Tú, que ya los tienes en la adolescencia, y practicas cada día la confianza y el amor incondicional; tú, que a pesar de las mil dudas de esta nueva etapa, has decidido embarcarte en el viaje, te mereces un monumento.

Tú, que colechas feliz y deseosa cada noche, a pesar de dormir en posturas increíbles, tú la de la cama sin horarios, te mereces un monumento.

Tú, que estás teniendo un embarazo complicado y además has de cuidar a tu hijo/a mayor, tú la que convives con la esperanza y el miedo, te mereces un monumento.

Tú, que has cogido una excedencia para estar con tu hijo/a, y las estás pasando canutas, económicamente hablando, y aún así lo volverías a hacer (una y mil veces) porque es lo mejor que has hecho en tu vida, te mereces un monumento.

Tú, que has vuelto a trabajar sin ganas, porque quisieras quedarte con tu hijo, y lloras a escondidas en el curro y vuelves a casa, como alma que lleva el diablo, para sanar -con una dosis extra de cuerpo a cuerpo- el dolor mutuo de esa separación, te mereces un monumento.

Tú, que has ido a por el segundo, con una situación incierta en casa (sea la que sea), porque el deseo de ese niño por venir te estaba explotando en el cuerpo y jamás te has arrepentido, te mereces un monumento.

Tú, que has luchado por salvar tu lactancia, con uñas y dientes, da igual si lo has conseguido o no, tú que has encontrado como yo un hada madrina (de la teta), te mereces un monumento.

Tú, que das el biberón como si fuera el pecho, con esa ternura que me deja boquiabierta; tú, la reina del porteo, ya sabes quien eres, te mereces un monumento.

Tú que tienes un bebé estrella, o dos, o tres, con todo el amor y el dolor que eso comporta, te mereces un monumento.

Tú que no tuviste tu parto soñado, estuvieras muy informada o no (da lo mismo) y has sido capaz deaceptarlo y sanarlo, (o estás todavía a mitad camino) te mereces un monumento.

Tú, mujer y madre, que eres yo, que eres tú, que eres tu madre, tu abuela, tu linaje, tu hija y a la vez te sabes única e irrepetible, te mereces un monumento

Tú, la madre de x (y w, y z…), la de los sueños cotidianos, la de los imposibles posibles, la del cuidado, la del calor, aunque no salgas jamás en la prensa, sabes que con cada minuto estás cambiando el mundo…

No lo olvides.


No hay nadie como tú.


Eres una campeona!!!